Desde las primeras formas de organización, a mediados del siglo XIX , hasta la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, en la actualidad, que en nuestro país las expresiones de respeto a los derechos laborales se han hecho sentir por miles de personas que luchan por optimizar su calidad de vida. Así, luchar por mejorar los derechos de los trabajadores se transforma en un aspecto importantísimo, y que debe ir acompañado, irrenunciablemente, con el factor deber. Se trata de un compromiso mutuo; un pacto donde el empleador debe otorgar las condiciones óptimas para el buen desenvolvimiento laboral de su equipo y donde éstos, a su vez, deben comprometerse a respetar y cuidar lo obtenido durante las negociaciones. De esta forma ambos se benefician; por un lado los trabajadores logran mejoras, (que se traducen en un sentimiento de satisfacción con la empresa) y por otro en el aumento de la productividad- que experimenta una notable mejora cuando los trabajadores sienten que sus derechos han sido respetados y escuchados.
Lo que buscamos es que los empleadores y los trabajadores sean concientes de sus fortalezas y debilidades y que puedan dialogar para lograr objetivos palpables de bien común. Sólo de esa forma iremos acercándonos derechamente a alcanzar el desarrollo en materia laboral. Asimismo, es necesario que ambas partes conozcan la normativa laboral vigente, contando con las condiciones adecuadas que les aseguren un buen trato y ambiente digno y a su vez, cumpliendo con los deberes que les son propios. Cerciorarnos que esto sea efectivo constituye una gran tarea, que se traduciría en procedimientos, así como mejorar y flexibilizar las fiscalizaciones en las empresas y donde prácticamente se “obligaría” a regularizar las sanciones cursadas en un plazo determinado, y de esa manera cumplir con la exigencia de contar con un ambiente acorde a lo exigido por la ley.