Ante la presencia de representantes del Consejo Consultivo de Adolescentes de Quilpué y entidades municipales, se desarrollaron jornadas de capacitación para reforzar la Estrategia Regional en la materia.
Con una amplia participación de jóvenes profesionales, agrupaciones de adolescentes, empresarios y representantes de diversos centros estudiantiles y municipios de la zona, finalizaron las dos jornadas de capacitación que la Secretaría Regional Ministerial del Trabajo y Previsión Social junto al Observatorio Contra El Trabajo Infantil otorgaron durante esta semana, tanto en el salón Esmeralda de la Intendencia en Valparaíso, como en el Liceo Comercial Alejandro Lubert de Quilpué, jornadas donde se continuó trabajando en función por desarrollar la Estrategia Regional lanzada en el mes de junio, cuya meta es erradicar la actividad laboral infantil y adolescente hacia el año 2020.
En su calidad de presidenta del Comité Regional Contra el Trabajo Infantil y Protección del Adolescente Trabajador, la Seremi de la cartera, Karen Medina reiteró su compromiso para continuar difundiendo la estrategia establecida en la región, generando para ello un mayor rol del Estado en materias de fiscalización y extender el compromiso de los jóvenes con el resguardo de su propia integridad y derechos.
En este sentido, la autoridad laboral señaló que el desafío es “asegurar la protección de los derechos de jóvenes y niños, recogiendo sus propuestas en torno a esta actividad, asumiendo un compromiso con las iniciativas que ahí se plantean, donde lo que buscamos es eliminar las malas prácticas laborales que perciben los adolescentes que trabajan, y garantizar sus condiciones óptimas en su desempeño, siempre poniendo al centro sus derechos y la necesidad de estos puedan terminar su etapa escolar”, aseguró.
Sobre los tipos de trabajo a los cuales se encuentran expuestos los niños y adolescentes en la región, Javier Loyola, integrante del Observatorio Contra el Trabajo Infantil, aseguró que se considera trabajo infantil a toda actividad laboral que efectúen menores de 15 años. “Cualquier menor que realice cualquier tipo de trabajo a esa edad, estaría bajo una situación de ilegalidad, y por otra parte, están los denominados trabajos peligrosos, que pueden ser bajo las propias condiciones en que se efectúan o dados por su propia naturaleza; y por otra parte, están las incuestionables peores formas de trabajo infantil, donde ya hablamos de delito, como por ejemplo, la explotación sexual comercial, la pornografía infantil, el uso de niños para actividades ilícitas, etc”.
Otro de los aspectos preocupantes, es la naturalización o el desarrollo de ciertos tipos de empleos que frecuentan muchos adolescentes de manera esporádica, pero que a la larga, pudieran afectar el normal desarrollo de los menores de edad y vulnerar su derecho a la educación, como es el caso de quienes se desempeñan como empaquetadores de supermercados o trabajan junto a sus padres en ferias, situaciones donde deben evaluarse según las condiciones a las que se encuentren expuestos los menores.
“Se trata muchas veces de adolescentes que trabajan sin ningún tipo de resguardo y bajo condiciones arbitrarias, por eso es importante que este tipo de relaciones esté mediada por un contrato. Estas labores se encuentran naturalizadas, es decir, no se les ve como algo perjudicial contra los niños o niñas que lo ejercen, entonces, por supuesto que el combate contra el trabajo infantil requiere de una visión más amplia. Muchos de ellos que están trabajando para obtener un ingreso inmediato pueden llegar a no terminar su ciclo escolar, lo que les produciría efectos negativos a largo plazo, ya que no podrán acceder a empleos satisfactorios, etc”.