Ministra del Trabajo se reúne con economista jefe de la Unidad de Pensiones Privadas de la OCDE para conocer el proceso de actualización de las tablas de mortalidad

  • En la cita también estuvo presente el superintendente de Pensiones, Osvaldo Macías, quien presentó los principales hitos del proceso de actualización de las tablas de mortalidad del sistema de pensiones.

 

La ministra del Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, se reunió este viernes con el economista jefe de la Unidad de Pensiones Privadas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Pablo Antolín, y el superintendente de Pensiones, Osvaldo Macías, con el objetivo de conocer el proceso de emisión de las nuevas tablas de mortalidad del sistema de pensiones, las que comenzarán a regir el próximo 1 de julio de 2023.

La actualización de las tablas ha estado, por mandato legal, a cargo de la Superintendencia de Pensiones y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), y han contado con la asesoría técnica directa de la OCDE.

La ministra Jeannette Jara valoró la instancia y manifestó que “hemos recibido el reporte de la OCDE, que es el organismo externo asesor para la construcción de las nuevas tablas de mortalidad que se utilizan para el cálculo de las pensiones en Chile. Este es un proceso que se viene realizando desde el 2019, con el que damos cumplimiento legal a la misión que tienen la Superintendencia de Pensiones y a la Comisión de Mercado Financiero de elaborar y actualizar dichas tablas de mortalidad”.

Acotó que “en cuanto al efecto de la pandemia del Covid-19, en tanto realidad que impactó en la mortalidad, Pablo Antolín nos ha indicado que, en atención a la evidencia histórica, este es un factor con efecto temporal, por lo que no debería incorporarse en las tablas actuales, pero que sí se mantendrá el monitoreo de este fenómeno para evaluar su eventual incorporación en el futuro”.

Las tablas de mortalidad son utilizadas para calcular la pensión de los afiliados y sus beneficiarios del sistema de pensiones que hayan optado por un retiro programado; determinar las reservas técnicas que las compañías de seguros deben constituir para respaldar las rentas vitalicias de sus asegurados y beneficiarios que hubiesen optado por esa modalidad de pensión; y para el cálculo de los aportes adicionales del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) y sus reservas correspondientes.

La importancia de la actualización de las tablas de mortalidad radica en la necesidad de reflejar adecuadamente los cambios en las expectativas de vida de la población que se va a pensionar, además de asegurar una adecuada distribución de su ahorro previsional para que los pensionados por retiro programado y de rentas vitalicias reciban las pensiones comprometidas durante todo su ciclo de vida.

Tras el encuentro con la secretaria de Estado, Antolín explicó que “nuestro cometido aquí es proporcionar a la Superintendencia y a la CMF, a los equipos, cómo se hacen las cosas en la mayoría de los países de OCDE. Las malas y las buenas, pero obviamente, centrándonos en las buenas. Y tenemos un marco de referencia para construir tablas buenas en base a las mejores prácticas de los distintos países de la OCDE. Y esto es lo que nosotros traemos a la mesa. Entonces, en base a eso se establecen las discusiones tanto técnicas como menos técnicas de las tablas que se están construyendo se acoplan a este marco y estas buenas prácticas internacionales”.

Agregó que las nuevas tablas están construidas “en base a las mejores prácticas internacionales y el marco que tenemos de construcción de tablas son técnicamente muy buenas e incluso tienen aspectos que solamente tienen los países más avanzados en construir tablas”.

Además de la ministra Jara, Antolín y Macías, en la cita participaron el subsecretario de previsión social, Christian Larraín, Jessica Mosher, analista de la OCDE, y Ximena Quintanilla, jefa de la división de estudios de la Superintendencia de Pensiones.

 

Los hitos del proceso

Los principales hitos del proceso de actualización de las tablas de mortalidad, en el que se ha estado trabajando desde 2019, consideró en primer lugar la consolidación de las bases de datos y cálculos preliminares entre 2019 y 2020. Posteriormente, se realizaron dos rondas de reuniones con la OCDE, en julio de 2020 y enero de 2021. Durante ese mismo mes de 2021, se concretaron también reuniones con el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), organismo dependiente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

“Llevamos dos años trabajando con los equipos de la Superintendencia y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), con la asesoría directa de la OCDE, para ajustarnos a los mejores estándares mundiales para la evaluación de tablas de mortalidad y aplicarlos al caso del sistema de pensiones”, dijo Macías.

Agregó que “el proceso ha considerado numerosas reuniones, tanto a nivel internacional como en Chile. A nivel local, específicamente, hemos sostenido reuniones con el Instituto Nacional de Estadísticas, con Celade, y con una periódica revisión de la OCDE”.

El regulador añadió que entre enero y abril de 2022 se realizó un análisis de los efectos del Covid-19, mientras que, a partir del 1 de julio de 2022, a través de una Norma de Carácter General de la Superintendencia de Pensiones y la CMF, se extendieron las tablas de mortalidad de 2014.

En tanto, entre septiembre y noviembre de este año, ambas entidades reguladoras publicaron la norma preliminar de las nuevas tablas de mortalidad.

En tanto, este mes ha tenido lugar la discusión con el mercado para la emisión de la normativa, lo que se llevará a cabo en febrero del próximo año. De este modo, las nuevas tablas de mortalidad entrarán en vigencia el 1de julio de 2023.

Según la norma puesta en consulta en septiembre pasado, las actualizaciones de las tablas de mortalidad estiman una expectativa de vida al 2022 de 86,5 años para un pensionado hombre de 65 años de edad y de 90,7 años para una pensionada mujer de 60 años de edad. Respecto de las tablas vigentes desde 2016, esto equivale a un aumento de cerca de seis meses en la expectativa de vida en el caso de los hombres y una disminución de cerca de cinco meses para las mujeres.

 

Informes de la OCDE

Por otro lado, Antolín comentó que la OCDE elaborará dos informes en el marco del proceso de actualización.

En primer lugar, uno en el contexto de la consulta pública que los reguladores publicaron en septiembre, en el que se manifestará que la construcción de las nuevas tablas de mortalidad por parte de la Superintendencia de Pensiones y la CMF va en línea con las normas internacionales.

En el segundo documento, dijo, se evaluará todo el proceso de construcción de las nuevas tablas.  “Se evaluará la calidad técnica de estas y cómo están construidas paso por paso, teniendo en cuenta los distintos grupos poblacionales, como eso se acopla con las mejores prácticas internacionales paso por paso, supuestos, construcción de los supuestos con las distintas poblaciones, los factores de mejora, la base de mortalidad básica en la aplicación de las mejoras”, explicó. Este último reporte se entregaría, señaló, a mediados de febrero del 2023.